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Título: Oración ante el Crucifijo de San Damián

Descripción:

Pasa el tiempo y Francisco sigue luchando por discernir la voluntad de Dios para su vida. Guiado por un sueño, se hace cruzado y se pone en marcha hacia los Santos Lugares. Sin embargo, nunca llegó a luchar, pues cayó enfermo y el Señor le invitó a volver a Asís.
Había una pequeña iglesia a las afueras de Asís, San Damián, adonde Francisco le gustaba ir a rezar, ante el crucifijo. En esos momentos de oración, no podía contener las lágrimas, mientras -cuenta su biógrafo- «el alma se le llenaba de alegría». Un día, en 1206, escuchó una voz que venía del Crucificado y que, por tres veces, le dijo: «Francisco, ve y repara mi casa, que está en ruinas».
En un primer momento, Francisco tomó esta indicación al pie de la letra, pensando que se refería al edificio material, que también se encontraba en un estado de gran deterioro. Francisco tomó la decisión de instalarse en la capilla para llevar a cabo su restauración, pero necesitaba medios materiales. Para obtenerlos, vendió su caballo, y, además, varias telas del negocio de su padre.

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