Descripción:
El padre de Francisco, enfurecido porque su hijo se hubiera apropiado de sus telas, intentó hacerle entrar en razón mediante amenazas y encerrándolo en la prisión familiar. Después, en un lugar público y tras hablar con el obispo, Francisco devolvió a su padre todos sus bienes, incluida la ropa que llevaba puesta, y renunció a su herencia y a los bienes materiales. El obispo, para vestirlo, le regaló una túnica de campesino, atada a la cintura con un cordel, y con una cruz de tiza pintada. Era el primer hábito franciscano.