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No hemos renunciado al amor, ni siquiera hemos renunciado a tener hijos, Nos hemos entregado a Dios para cuidar de Sus hijos y amar 'de otro modo', como ama un Dios que es AMOR.
Ésta es la mayor entrega que le hacemos a Dios, poner en sus manos nuestra capacidad de amar, y entregar nuestra 'herencia' a otros hijos que no son nuestros. Sin propiedad, pero sin límites. Sin pareja, pero con la misma entrega. Sin familia propia pero sí en comunidad. |
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